Gérard de Nerval
Gérard Labrunie
Escritor simbolista francés
"Mi única estrella ha muerto y mi laúd lleva el sol negro de la melancolía".
Gérard de Nerval nació el 22 de mayo de 1808 en París.
Trabajó como aprendiz en una imprenta, periodista y ayudante de notario.
Autor de algunas obras dramáticas en colaboración con Alexandre Dumas.
Abrió caminos para la literatura de vanguardia y puso algunos cimientos de la poesía moderna.
Su lenguaje onírico y fantasioso, con el que quiere mostrar la interrelación de los mundos reales y sobrenaturales, influyó, en cierto modo, en el surrealismo.
Escritor de minorías, creador de El desdichado, uno de los sonetos más famosos de la lengua francesa. En sus escritos aparecen reflejadas sus propias experiencias y sus sueños, como en Aurelia (1853), que aborda los temas del amor perdido y la salvación religiosa.
Los relatos incluidos en Las hijas del fuego (1854), entre los que destaca 'Silvia', son extrañas reminiscencias de la juventud y la belleza perdidas. Los sonetos agrupados en Las quimeras (1854) están dominados por la desesperación.
Viajó por Oriente, en donde se aficionó a la cultura turca y conectó el romanticismo mediterráneo con el norte, sobre todo con el inglés y el alemán.
Gérard de Nerval sufría una profunda depresión que le condujo a suicidarse ahorcándose de una farola en París, el 26 de enero de 1855.
Obras
1834 - Odelettes
1851 - Voyage en Orient
1852 - Les Nuits d'Octobre
1852 - Lorely, souvenirs d’Allemagne
1852 - Les Illuminés
1853 - Petits châteaux de Bohème
1853 - Sylvie
1854 - Les Filles du Feu
1854 - Les Chimères
1854 - Promenades et souvenirs
1855 - Aurélia, ou le rêve et la vie
1856 - Promenades et Souvenirs
Yo soy el tenebroso, -el viudo, -el desdichado,
el príncipe de Aquitania de la torre abolida:
mi sola estrella ha muerto, -y mi laúd constelado
ostenta el negro Sol de la Melancolía.
En la noche de la tumba, tú que me has consolado,
devuélveme el Posílipo y el mar de Italia,
la flor que tanto gustaba a mi corazón desolado,
y el ramaje donde la vid se une a la rosa.
¿Soy Amor o Febo?... ¿Lusignan o Biron?
Mi frente aún está roja del beso de la reina;
he soñado con la gruta donde nada la sirena?
Y dos veces vencedor crucé el Aqueronte:
modulando por turno en la lira de Orfeo
los suspiros de la santa y los gritos del hada